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Pilar 66

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Al fondo La Seo luciendo sin oprobio, sin ónice, sin petulancia  archistar . Con árboles y fuente, con gente endomingada, con vida populosa de pueblo-ciudad. En el centro y como gigante, la belleza en estado puro: ésa que siempre mira limpio, cargada de futuro porque cordialmente poética, casi niña, totalmente esperanza. Desafiante tupé y corbata de piqué, pendientes de perla a juego con collar de lo mismo, chaquetas de corte ciñendo cuerpos hermosos, bolsa camp dispuesta a salir de merienda, despejo en las sonrisas, galanura en los tipos. Bajando la visual, dos pedugos intrigados, acaso intimidados por un heredero de Eduardo Jimeno, la cámara plantada en trípode levemente cojo, cierran la cadena humana del amor. Y en primerísimo plano, bandas de palomas eternas que, a poco que sepas mirar, siguen allí mismo devorando maíz como al principio de los tiempos. 

Un joven paracaidista

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Letra para una canción

Mamá, no apagues  la luz t odavía Me dices que no me quede hasta muy tarde. Sonríes y entornas mi puerta... Y a ves, salgo de la trinchera, nuevamente  me llaman al frente. El fuego está cayendo por todos lados. Tu voz siempre me acompaña, es el latido que me protege, riega y hace funcionar mi corazón. Sé que durante un tiempo jugué  con las cartas marcadas, y aun así me perdonaste. El beso que me diste en la mejilla fue el cariño que me quitó esa carga. Ahora que viajas por tierras lejanas, te siento cerca. Esta vez no te desobedeceré. Mamá, no apagues  la luz todavía. La senda puede ser infinita.  El esfuerzo debe ser mayor. Entre tanta oscuridad  haces que  se vislumbre  ya  algo.   Cogeré tu mano y ya no me caeré. Mi insomnio se dormirá en tu pecho. Ya siempre escucharé tus consejos, me reflejaré en tu ejemplo. Te estaré eternamente agradecido. Fuiste dulce hasta en tu despedida. Mamá, no apagues  la luz todavía.

Adrián, Nazarín, Chloe

Adrián, Nazarín, Chloe:  Un día  ante al espejo os surgirán preguntas sobre quiénes sois, cómo será vuestro futuro y el amor que desearíais os acompañe en la vida .  S eguro que en vuestras caras se reflejarán los  maravillosos y hermosos  rasgos  que ya tenían vuestras  respectivas abuelas maternas. Tr es hermanas  muy unidas   en su infancia y juventud, que, como las  Moiras   mitológicas, hilaban los deseos de otros , hasta que  latieron   sus propios corazones con inusitada fuerza y,  enamoradas, volaron hacia su destino.  Vosotros sois la savia nueva, los racimos de una fértil viña, el fruto de ese destino. De los nobles corazones de vuestras abuelas, que comenzaron con ese  primer amor  fraternal ; lleno de complicidad, de juvenil  alegría , de risas inocentes y de sublimes esperanzas. Imagino  que ellas  también  un día, al contemplarse en el espejo de su casa natal de Cariñena, se preguntaron "qué será, será..."

Sweet sixteen

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  Esplendidez de sus 15-16 abriles. Todo el futuro, todo, en esos ojos radiantes.  Rizos volanderos y arrebol en las mejillas. Una serena felicidad. Luz cenital, mirada fuera de cuadro, piel de seda, sonrisa glamurosa... ¡Estilo Hollywood aprendido en tardes de ensueño del cine Olimpia! Ese día Mary se había puesto su mejor canesú, la chaquetilla más entallada de su ropero, para el retratista de los domingos.

La estrella que nos iluminó

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  Las tres hermanas Muñoz (en la foto, Charito) fueron guapísimas  en plena juventud. Y  siguieron siéndolo, porque tenían una luz especial que a todos nos alegraba.  Muchas veces he dicho que parecían actrices cuando posaban para las fotos (fotogenia que, particularmente, creo no haber heredado). Luis Ángel-sobrino

Tres rosas te diré

Este blog nace el 8 de enero de 2021. La última de las tres Marías, Charito, iba a acompañar a Angelines y María Victoria a ese lugar fantasmagórico que llamamos cielo, el cielo de nuestra memoria, la posible y precaria trascendencia nuestra, y en Cariñena, su patria chica, se apagaban ¿definitivamente? las respectivas estrellas de las tres hermanas Muñoz Cortés. No definitivamente; no, mientras tanto nosotros. Porque vivirán en este espacio, como llama viva, fotografías, recuerdos, testimonios, anécdotas, objetos, memorabilia, todo lo que se nos ocurra; porque tejido es de nuestra propia biografía, que aún se hace.