Pilar 66

Al fondo La Seo luciendo sin oprobio, sin ónice, sin petulancia archistar. Con árboles y fuente, con gente endomingada, con vida populosa de pueblo-ciudad. En el centro y como gigante, la belleza en estado puro: ésa que siempre mira limpio, cargada de futuro porque cordialmente poética, casi niña, totalmente esperanza. Desafiante tupé y corbata de piqué, pendientes de perla a juego con collar de lo mismo, chaquetas de corte ciñendo cuerpos hermosos, bolsa camp dispuesta a salir de merienda, despejo en las sonrisas, galanura en los tipos. Bajando la visual, dos pedugos intrigados, acaso intimidados por un heredero de Eduardo Jimeno, la cámara plantada en trípode levemente cojo, cierran la cadena humana del amor. Y en primerísimo plano, bandas de palomas eternas que, a poco que sepas mirar, siguen allí mismo devorando maíz como al principio de los tiempos. 

Comentarios

  1. Unidos por las manos como un fuerte cadena que sólo muerte logó separar. Nuestros padres nos transmitían su energía a partir de sus manos y su sonrisa.

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